Aquí tenemos mi primer pequeño ensayo, resultado de diseñar una pequeña presentación subida a slideshare.
Cómo construir una noticia a partir de contestar las clásicas preguntas que todo periodista se hace.
domingo, 24 de febrero de 2013
Un poco de ayuda para empezar...
Quizá deberíamos empezar la casa por elegir bien el terreno sobre el que se sustentará y teniendo en cuenta las vistas que nos acompañarán cuando esté terminada.
Un material interesante presentado por Jonathon Colman.
sábado, 16 de febrero de 2013
Una declaración de intenciones.
De mi pasado profesional siempre me he sentido un tanto ajeno. No es que no esté especialmente orgulloso, todo lo contrario, más bien por tener la sensación de haber sido polizón en varios navíos.
Fui periodista, durante los años juveniles y primeros del tránsito a la madurez. Diez años que me sirvieron para aprender a valorar la importancia de la información veraz y el acceso a la misma como elemento articulador de un sistema transparente, participativo y democrático. No es poco.
Durante los maravillosos años de responsabilidades en las ondas conocí a varios personajes verdaderamente prominentes en diferentes áreas públicas: arte, ocio, política, economía... Creo que llegué a entrevistar lo que llamamos éxito. El éxito forma parte de la realidad que habitualmente describíamos los medios de comunicación. Pero lo que se puede considerar el mensaje dominante, la realidad, la información que llega a la población, comparte con el éxito el no estar al alcance de la inmensa mayoría de la misma. La gente accede a mucha información, pero normalmente ajena a su quehacer diario. Recibimos y enviábamos una amalgama de mensajes entre los que era verdaderamente difícil distinguir los que eran irrelevantes de los fundamentales.
Fui polizón en el gran barco de la información, sometido a las fuertes corrientes y tempestades del mundo: la manipulación, las presiones, el compromiso con la verdad, los conflictos de intereses... Tantas y tantas cartas marítimas que resultaría difícil explicar todas las decisiones que se toman en un único diario de bitácora.
Hasta que me pillaron. Me encontraron agazapado en un bote salvavidas, comiéndome las reservas de los galeotes y con el aspecto de un naúfrago. Me pusieron, primero, a limpiar la cubierta y a realizar las labores de grumete. Posteriormente fui ascendiendo casi sin querer hasta poder dirigir los destinos de la nave.
Durante ese viaje pude conocer muchos puertos. Uno de ellos fue el de la educación.
Cada vez que me preguntaba hacia dónde quería dirigir mi camino encontraba una enorme contradicción entre el deseo de hacer de este mundo un mundo mejor para todos y la ingente cantidad de estratagemas que han de aplicarse, muchas de ellas de dudoso calado moral, para sobrevivir a las tormentas en los medios. Mi remanso de tranquilidad lo encontré en ese puerto lleno de personas sabias, entregadas e ilusionadas (alumnos: niños y niñas), a los que acompañaban algunos afortunados: profesores, docentes, maestros y educadores. Quería contagiarme de aquella libertad.
Un día cogí mi petate y desembarqué en este puerto.
Este en el que ahora confluimos, tú que me lees, probablemente porque eres docente, y yo, aprendiz en este caso.
Tras muchos años, casi tantos como los que dediqué al periodismo, en educación, creo haber sido igualmente feliz en ambos planos. Siempre he tratado de hacer llegar lo bueno de los medios de comunicación, con un carácter educativo y casi hipnótico sobre muchos de nosotros, a la escuela.
¿Por qué no continuar con ello?
Veremos dónde me conduce esta pequeña incursión en barca, de nuevo, en el mundo de la información.
Para empezar, podéis encontrar algunos enlaces con blogs en los que se pueden encontrar informaciones acerca de cómo anda el panorama educativo en nuestro entorno. Ya todos sabemos que hay marejada.
Espero ir añadiendo pequeñas entradas, a base de enlaces, a diferentes artículos. Algunos me parecerán tan acertados como la correspondencia entre la aguja imanada y el norte magnético. Otros me producirán rechazo. Ahí está el juego. Todos conforman la marea de información. Espero que sean abordados con el sentido crítico necesario como para conmovernos y ayudarnos a decidir qué rumbo ha de tomar la isla flotante en la que han convertido algunas políticas nuestro maravilloso puerto que es la educación.
Fui periodista, durante los años juveniles y primeros del tránsito a la madurez. Diez años que me sirvieron para aprender a valorar la importancia de la información veraz y el acceso a la misma como elemento articulador de un sistema transparente, participativo y democrático. No es poco.
Durante los maravillosos años de responsabilidades en las ondas conocí a varios personajes verdaderamente prominentes en diferentes áreas públicas: arte, ocio, política, economía... Creo que llegué a entrevistar lo que llamamos éxito. El éxito forma parte de la realidad que habitualmente describíamos los medios de comunicación. Pero lo que se puede considerar el mensaje dominante, la realidad, la información que llega a la población, comparte con el éxito el no estar al alcance de la inmensa mayoría de la misma. La gente accede a mucha información, pero normalmente ajena a su quehacer diario. Recibimos y enviábamos una amalgama de mensajes entre los que era verdaderamente difícil distinguir los que eran irrelevantes de los fundamentales.
Fui polizón en el gran barco de la información, sometido a las fuertes corrientes y tempestades del mundo: la manipulación, las presiones, el compromiso con la verdad, los conflictos de intereses... Tantas y tantas cartas marítimas que resultaría difícil explicar todas las decisiones que se toman en un único diario de bitácora.
Hasta que me pillaron. Me encontraron agazapado en un bote salvavidas, comiéndome las reservas de los galeotes y con el aspecto de un naúfrago. Me pusieron, primero, a limpiar la cubierta y a realizar las labores de grumete. Posteriormente fui ascendiendo casi sin querer hasta poder dirigir los destinos de la nave.
Durante ese viaje pude conocer muchos puertos. Uno de ellos fue el de la educación.
Cada vez que me preguntaba hacia dónde quería dirigir mi camino encontraba una enorme contradicción entre el deseo de hacer de este mundo un mundo mejor para todos y la ingente cantidad de estratagemas que han de aplicarse, muchas de ellas de dudoso calado moral, para sobrevivir a las tormentas en los medios. Mi remanso de tranquilidad lo encontré en ese puerto lleno de personas sabias, entregadas e ilusionadas (alumnos: niños y niñas), a los que acompañaban algunos afortunados: profesores, docentes, maestros y educadores. Quería contagiarme de aquella libertad.
Un día cogí mi petate y desembarqué en este puerto.
Este en el que ahora confluimos, tú que me lees, probablemente porque eres docente, y yo, aprendiz en este caso.
Tras muchos años, casi tantos como los que dediqué al periodismo, en educación, creo haber sido igualmente feliz en ambos planos. Siempre he tratado de hacer llegar lo bueno de los medios de comunicación, con un carácter educativo y casi hipnótico sobre muchos de nosotros, a la escuela.
¿Por qué no continuar con ello?
Veremos dónde me conduce esta pequeña incursión en barca, de nuevo, en el mundo de la información.
Para empezar, podéis encontrar algunos enlaces con blogs en los que se pueden encontrar informaciones acerca de cómo anda el panorama educativo en nuestro entorno. Ya todos sabemos que hay marejada.
Espero ir añadiendo pequeñas entradas, a base de enlaces, a diferentes artículos. Algunos me parecerán tan acertados como la correspondencia entre la aguja imanada y el norte magnético. Otros me producirán rechazo. Ahí está el juego. Todos conforman la marea de información. Espero que sean abordados con el sentido crítico necesario como para conmovernos y ayudarnos a decidir qué rumbo ha de tomar la isla flotante en la que han convertido algunas políticas nuestro maravilloso puerto que es la educación.
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